Para aquellos que no la recuerden, la matriz FODA es una herramienta clásica para el análisis y el diagnóstico organizacional que, mediante la observación de las características de los entornos interno y externo, permite tomar instantáneas de un determinado momento de la vida empresarial para, de inmediato, comenzar a delinear estrategias que potencien lo favorable: Fortalezas y Oportunidades, o atenúen aquello que resulte inquietante: Debilidades y Amenazas.
Ahora bien; cuando no deseamos caer en la trampa del confort y del simplismo estático de la matriz FODA, debemos valernos de alguna otra herramienta que aporte a nuestro análisis flexibilidad y dinamismo. Por tal motivo, propongo a continuación un vistazo al motor de crecimiento, desarrollado por los argentinos Roberto Serra y Eduardo Kastika, aplicado a la empresa virtual.
El modelo del motor de crecimiento, sistémico por naturaleza, se entiende de la siguiente manera:
En principio, debemos comprender que una empresa online es impulsada por un motor que, como a esta altura ya todos sabemos, no es ni más ni menos que el marketing de contenidos, área clave que funcionará como proceso reforzador para alcanzar los objetivos propuestos.
Presta atención a la imagen y observa que, sobre este motor de crecimiento, actúan dos fuerzas opuestas: un grupo de fuerzas aceleradoras o reforzadoras y otro grupo de fuerzas frenadoras o compensadoras.
Ahora, céntrate en las dos fuerzas aceleradoras: las presiones y los estímulos
¿Cuáles son las presiones que aceleran el motor de nuestra empresa virtual? Cuando, por ejemplo, decidimos actualizar nuestra tienda online o nuestro blog corporativo mediante la publicación de contenido sin tener la precaución de comprobar que el mismo no sea duplicado, irrelevante o de mala calidad.
En este caso una acción que a simple vista es positiva, la actualización del sitio web, terminará acarreando una serie de consecuencias nefastas para la empresa. Es lo que sucede, podrían darse cientos de ejemplos en todos los órdenes de la vida, siempre que aplicamos parches rápidos sobre situaciones problemáticas.
Por el contrario, los estímulos son fuerzas que atienden a la complejidad del sistema y proponen alternativas de solución con resultados a largo plazo. Por ejemplo, la reorganización de contenidos del mismo sitio web pero, esta vez, ofreciendo descripciones o artículos originales, con una cuidadosa selección de textos de alta calidad pensados por y para nuestro público objetivo.
Muy bien; sigue observando la imagen y dirígete ahora a los dos tipos de fuerzas frenadoras: limitaciones externas y limitaciones internas.
Los límites externos están dados, claramente, por fuerzas ambientales: el accionar de nuestros competidores, el comportamiento de nuestros clientes o las restricciones financieras, entre otros.
Los límites internos, en cambio, están constituidos por nuestras propias falencias: actuar con apresuramiento, desconocer las características de nuestros productos o servicios, recabar información insuficiente y tomar decisiones en consecuencia; por ejemplo.
Ambas limitaciones actúan, pues, como procesos compensadores que desaceleran el crecimiento.
¿Cómo funciona nuestra máquina empresarial en la práctica?
Cuando aparecen los problemas, lo que sucede es que nos vemos tentados a aplicar presiones sobre nuestro motor —o sea, acelerarlo— sin tener en cuenta, muchas veces, que la causa de la desaceleración se encuentra en nuestras limitaciones internas. Sería algo así como apretar el acelerador de nuestro automóvil con el freno a fondo… ¿Resultados? Pequeños avances en el corto plazo, motor averiado en puerta.
Para que esto no nos pase, lo aconsejable es observar con atención y con objetividad cómo funciona nuestro motor de crecimiento, detectar aquellas trabas que frenan el motor y descubrir el exacto punto de apalancamiento.
Así las cosas, y como la modesta y secreta complejidad siempre está a la orden del día…
… Cuando una empresa virtual no logra conversiones, no es de extrañar que la falla se encuentre en una incapacidad organizacional para comprender que, hoy por hoy, el contenido de excelencia es fundamental.