Jorge Luis Borges nació en mi preciosa Buenos Aires un 24 de agosto de 1899.
Fascinante, enigmático, desplegó su don de alquimista literario como solo muy pocos escritores de la historia de la literatura universal han sabido hacerlo.
Fue adorado y odiado. Fue alabado e insultado no sé muy bien en qué tan precisas proporciones; tampoco sé con exactitud cuál de las dos posiciones ha resultado dominante.
Lo que sí sé es que, aún sin comprender por completo cada uno de sus cuentos o de sus poemas, toda vez que releo cualquiera de sus letras el gozo y la emoción invaden mi alma.