Freelancers, incertidumbre y pandemia
El trastorno laboral que se ha desencadenado con esta incertidumbre en tiempos de pandemia no es algo que nos vuele la cabeza a los freelancers.
Es más, hasta nos hemos visto favorecidos por esta situación tan dramática para la mayoría de las personas, quienes no tuvieron otra alternativa que adaptar todo su trabajo presencial al ámbito virtual que, por cierto, es nuestro hábitat natural.
De hecho, debo reconocer que nosotros, los freelancers, venimos desde hace tiempo entrenándonos en esto de no saber cómo se presenta el día a día. O la semana. O el mes.
Nuestro universo se mueve por fuera de los tiempos normales. Hoy, estamos trabajando a full diez, doce, catorce horas seguidas, movidos por el compromiso asumido y por la intransigencia de un deadline para ayer. Mañana, en cambio, solo unas horas. Más adelante, tal vez pasen días sin recibir un solo encargo.
Ergo, estamos muy bien preparados, al menos mentalmente, para combatir la incertidumbre en términos de trabajo generada por el COVID-19.

Pandemia: un tiempo raro y difícil
No se puede decir lo mismo de la gran mayoría de las organizaciones, en las que las personas que las integran han sufrido terriblemente, incluso de la manera más cruel, esta crisis impensada que nos trajo el 2020. A pesar de todo, este año intenso también trajo la oportunidad de convertirse en hábiles surfers de la incertidumbre.
En fin. La cuestión es que la pandemia va a pasar, como ha pasado todo desde que el mundo es mundo. Por supuesto, también se va a repetir.
De todas formas, pienso… ¿para qué sobreafligirnos por la incertidumbre, cuando la vida es un instante? La cuarentena más prolongada es nada en el reloj de la historia.
Pongamos manos a la obra, reconstruyamos lo perdido y como sea, como podamos…
¡VIVAMOS!
Y sí, amigo JLB… es el instante lo que cuenta.
El instante
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.